Manuel Alejandro: «Soy un músico desafinado»
Por inverosímil que parezca, el concierto que ofrecerá Manuel Alejandro en el Teatro Real será el primero de su carrera. A sus noventa años, y con varios centenares de canciones -escritas para artistas como Raphael, Rocío Jurado, Julio Iglesias, Marisol o José Luis Rodríguez 'El Puma'- que se han incrustado en la memoria de varias generaciones de españoles y latinoamericanos, Manuel Alejandro no tiene intención alguna de jubilarse -les ha prometido canciones revela, a Pablo Alborán y a Abraham Mateo- es más, ahora se va a convertir en un debutante. asegura con humor encontrarse en su cuarta juventud.
-dice con modestia- no soy un compositor, solo soy un escribidor de canciones, y cada canción es un pétalo que se desprende de la música». 'Te voy a contar mi vida' se llamará la velada del Teatro Real -«no me gusta la palabra concierto, un concierto es otra cosa», argumenta-. En ella «contaré, más que cantaré, mis canciones; he escrito un relato para contar este tiempo de rosas y espinas».
¡Qué bonito poder, a los 90 años, mirar hacia adelante y no solo hacia atrás! No me ha gustado nunca mirar hacia atrás. Hay que vivir el futuro. Y creo que sí, que la vamos a vivir de alguna manera.
¿Por qué se decidio ahora a hacer su primer concierto? Hace tiempo que unos locos me lo están proponiendo, porque me han oído contar cosas en casa. 'Es una pena que no se sepa todo lo que cuentas en tu estudio, ¿por qué no lo haces en el escenario?' Y al pensar dónde podría hacerlo, no tuve ninguna duda: el Teatro Real. Es el teatro que mejor conozco; he venido aquí siempre, desde que llegué a Madrid hace setenta años. Venía a los conciertos que se celebraban antes de que se convirtiera en teatro de ópera. Incluso una vez me subí a su escenario para hacerle un homenaje al maestro Quiroga. Y ahí subí a dirigir la orquesta; me acuerdo que hice los arreglos de dos canciones de Quiroga -que ese sí que fue un gran maestro... un enorme maestro-: 'María de la O' y 'Catalina fue a la fuente'. Así que por lo menos sé cómo se ve el teatro desde el escenario. Ahora, es como quien va al tendido y un día se pone delante del toro. Pues yo me voy a poner delante del toro, de ese toro que es el piano, negro zaíno... Con teclas negras también... Teclas blancas, pero muchas negras -ríe con ganas-. Pero sin barrera, y eso es lo malo, porque los toreros tienen barrera, y sin la agilidad tampoco de poder saltarla.
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